miércoles, 21 de octubre de 2009

Nueva versión del cuento "La gallina de los huevos de luz"

(La siguiente versión también la puedes encontrar en la biblioteca del colegio, para fotocopiar)

La Gallina de los Huevos de Luz de Francisco Coloane
-¡La gallina no! -gritó el guardián primero del faro, Oyarzo, interponiéndose entre su compañero y la pequeña gallina de color flor de haba que saltó cacareando desde un rincón.
Maldonado, el otro guardafaro, miró de reojo al guardián primero, con una mirada en la que se mezclaban la desesperación y la cólera.
Hace más de quince días que el mar y la tierra luchan ferozmente en el punto más tempestuoso del Pacífico sur: el Faro Evangelistas, el más elevado y solitario de los islotes que marcan la entrada occidental "del Estrecho de Magallanes, y sobre cuyo pelado lomo se levantan la torre del faro y su fanal, como única luz y esperanza que tienen los marinos para escapar de las tormentas oceánicas.
La lucha de la tierra y el mar es allí casi permanente. La Cordillera de los Andes trató, al parecer, de oponerle algunos murallones, pero en el combate de siglos todo se ha resquebrajado; el agua se ha adentrado por los canales, ha llegado hasta las heridas de los fiordos cordilleranos y sólo han permanecido abofeteando al mar los puños más fieros, cerrados en dura y relumbrante roca como en el Faro Evangelistas.
Es un negro y desafiante islote que se empina a gran altura. Sus costados son lisos y cortados a pique. La construcción del faro es una página heroica de los bravos marinos de la Subinspección de Faros del Apostadero Naval de Magallanes, y el primero que escaló el promontorio fue un héroe anónimo como la mayoría de los hombres que se enfrentan con esa naturaleza.
Hubo que izar ladrillo tras ladrillo. Hoy mismo, los valientes guardafaros que custodian el fanal más importante del Pacífico sur están totalmente aislados del mundo en medio del océano. Hay un solo y frágil camino para ascender del mar a la cumbre; es una escala de cuerdas llamada en jerga marinera "escala de gato", que permanece colgando al borde del siniestro acantilado.
Los víveres son izados de las chalupas que se atracan al borde por medio de un winche instalado en lo alto e impulsado a fuerza de brazos.
Una escampavía de la Armada Nacional sale periódicamente de Punta Arenas a recorrer los faros del oeste, proveyéndolos de víveres y de acetileno.
La comisión más temida para estos pequeños y vigorosos transportes de alta mar es Evangelistas, pues cuando hay mal tiempo es imposible acercarse al fa ro y arriar las chalupas balleneras en que se transporta la provisión.
Como una advertencia para esos marineros, existe a unas millas al interior el renombrado puerto de "Cuarenta Días", único refugio en el cual han estado durante todo este tiempo barcos capeando el temporal. Algunas veces una escampavía, aprovechando una tregua, ha salido a toda máquina para cumplir su expedición, y ya al avistar el faro se ha desencadenado otra vez el temporal, teniendo que regresar de nuevo al abrigado refugio de "Cuarenta Días".
Esta vez la tempestad dura más de quince días. La tempestad de afuera, de los elementos, en la que el enhiesto peñón se estremece y parece quejarse cuando las montañas de agua se descargan sobre sus lisos costados, porque adentro, bajo la torre del faro, en un corazón humano, en un cerebro acribillado por las marejadas de goterones de lluvia repiqueteando en el techo de cinc, en una sensibilidad castigada por el aullido silbante del viento rasgándose en el torreón, en un hombre débil y hambriento, se está desarrollando otra lenta y terrible tempestad.
Era la segunda vez que Oyarzo salvaba la milagrosa y única gallina de los ímpetus desesperados de su compañero. ¡La gallina había empezado a poner justamente el mismo día en que iba a ser sacrificada!
Los guardafaros habían agotado todos los víveres y reservas. La escampavía se había atrasado ya en un mes y el temporal no amainaba, embotellándola seguramente en el puerto de "Cuarenta Días".
Como por un milagro, la gallina ponía todos los días un huevo que, batido con un poco de agua con sal y la exigua ración de cuarenta porotos asignada a cada uno, servía de precario alimento a los dos guardafaros.
-¡Toma tus cuarenta porotos! -dijo Oyarzo, alargando la ración a su compañero.
Maldonado miró el diminuto montón de fréjoles en el hueco de su mano. "¡Nunca -pensó- su vida había estado reducida a esto! ¡No -ahora recuerda-, sólo una vez ocurrió lo mismo en el faro San Félix, cuando al póquer perdió su soldada de dos años y, convertida también en un montón de porotos, pasó de sus manos a las de sus compañeros!"
Pero eran tan sólo dos años de vida y ahora éstos constituían toda su vida, la salvación de las garras de la sutil pantera del hambre, que en su ronda se acercaba cada día más al faro.
"¡Y este Oyarzo -continuaba en las reflexiones de su cerebro debilitado-, tan duro, tan cruel, pero al mismo tiempo tan fuerte y tan leal!" Se había ingeniado para racionar la pequeña cantidad de porotos muy equitativamente, y, a veces, le pasaba hasta unos cuantos más, sacrificando su parte. Hasta la gallina tenía su ración: se los daba con conchuela molida y un poco recalentados para que no dejara de poner.
Cada día y cada noche que pasaban bajo el estruendo constante del mar embravecido, la muerte estaba más cerca y el hambre hincaba un poco más su lívida garra en esos dos seres.
Oyarzo era un hombre alto, huesudo, de pelo tieso y tez morena. Maldonado era más bajo, delgado y en realidad más débil.
Si no hubiera sido por aquel hombro-nazo, seguramente el otro ya habría perecido con gallina y todo.
Oyarzo era el sabio artífice que prolongaba esas tres existencias en un inteligente y denodado combate contra la muerte, que ya se colaba por el resquicio del hambre. ¡La gallina, el hombre y el hombre! ¡La energía de unos diminutos fréjoles que pasaba de uno a otros! ¡El milagroso huevo que día a día levantaba las postreras fuerzas de esos hombres para encender el fanal, seguridad y esperanza de los marinos que surcaban la desdichada ruta!
Maldonado empezó a obsesionarse con una idea fija: la gallina. Debilitado, el hambre, después de corroerle las entrañas como un fuego horadante y lento, empezaba a corroerle también la conciencia y algunas luces siniestras, que él trataba en vano de apagar, empezaron a levantarse en su mente.
Por fin llegó a esta conclusión: si él pudiera saciar su hambre una sola vez, moriría feliz. No pedía nada más.
Sin embargo, no se atrevía a pensar o llegar hasta donde sus instintos lo empujaban. ¡No, él no era capaz de asesinar a su buen compañero para comerse la gallina!
"¡Pero qué diablos!", decía y se ponía a temblar y se daba vuelta, asustado, como si alguien lo empujara a empellones al borde de un abismo.
El mar seguía con su ronco tronar envolviendo al faro, la lluvia con su repiqueteo incesante contra el cinc y el mugido del viento que hacía temblar la torre, en cuya altura seguía encendiéndose todas las noches el fanal gracias al huevo de una gallina y a la reciedumbre de un hombre.
Las tempestades del mar no son parejas, toman aliento de cuatro en cuatro horas. En una de estas culminaciones, una noche arreció en tal forma que sólo podía compararse con un acabo de mundo. El trueno del mar, el aullido del viento y las marejadas de lluvia que se descargaban sobre el techo, estremecían en tal forma al peñón, que éste pareció desprenderse de su base y echándose a navegar a través de la tempestad.
Adentro, la tormenta también llegó a su crisis.
Maldonado, sigilosamente entre las sombras, se dirigió puñal en mano al camarote de Oyarzo, donde éste guardaba cuidadosamente la gallina milagrosa, por desconfianza hacia su compañero.
Maldonado no había aclarado muy bien sus intenciones. Angustiado por el hambre, avanzaba hacia un todo confuso y negro. No había querido detenerse mucho a determinar contra quién iba puñal en mano. Él iba a apoderarse de la gallina simplemente; una vez muerta ya no habría remedio, y Oyarzo tendría que compartir con él la merienda; pero si se interponía como antes..., ¡ah!, entonces levantaría el puñal, pero para amenazarlo solamente.
¿Y si aquél lo atacaba? ¡Diantre, aquí estaba, pues, ese todo confuso y negro contra el cual él iba a enfrentarse atolondrado y ciego!
Abrió la puerta con cautela. El guar dián primero parecía dormir profundamente. Avanzó tembloroso hacia el rincón donde sabía se encontraba la gallina, pero en el instante de abalanzarse sobre ella fue derribado de un mazazo en la nuca. El pesado cuerpo de Oyarzo cayó sobre el suyo y de un retortijón de la muñeca tuzóle soltar el puñal.
Casi no hubo resistencia. El guardián primero era muy fuerte y, después de dominarlo totalmente, lo ató con una soga con las manos a la espalda.
-¡No pensaba atacarte con el cuchillo; lo llevaba para amenazarte no más en caso de que no hubieras permitido matar la gallina! -dijo con la cabeza agachada y avergonzado el farero.
Al día siguiente, estaba atado a una gruesa banca de roble, con las manos atrás aún.
El guardián primero continuó trabajando y luchando contra las garras del hambre. Hizo el batido del huevo con los porotos y con su propio mano fue a darle de comer su ración al amarrado. Éste, con los ojos bajos, recibió las cucharadas, pero, a pesar del hambre que lo devoraba, sintió esta vez un atoro algo amargo cuando el alimento pasó por su garganta.
-¡Gracias -dijo al final-, perdóname, Oyarzo!
Éste no contestó.
El temporal no amainó en los siguientes días. El alud de agua y viento seguía igual.
-¡Suéltame, voy a ayudarte, te sacrificas mucho! -dijo una mañana Maído-nado, y continuó con desesperación-: ¡Te juro que no volveré a tocar una pluma de la gallina!
El guardián primero miró a su compañero amarrado; éste levantó la vista y los dos hombres se encontraron frente a frente en sus miradas. ¡Estaban exhaustos, débiles, corroídos por el hambre! Fue sólo un instante; los dos hombres parecieron comprenderse en el choque de sus miradas; luego los ojos se nublaron.
-¡Todavía lucharé solo; ya llegará la hora en que tenga que soltarte para el último banquete que nos dará la gallina! -dijo Oyarzo con cierto tono de vaticinio y duda.
Las palabras resonaron como un latigazo en la conciencia del farero. Hubiera preferido una bofetada en pleno rostro a esa frase cargada con el desprecio y la desconfianza de su compañero.
Pero la milagrosa gallina puso otro huevo al siguiente día. Oyarzo preparó, como siempre, la precaria comida. Iban quedando sólo las últimas raciones de fréjoles.
Otra vez se acercó al preso con la exigua parte de porotos, levantó la cuchara a medio llenar, como quien va a dar de comer a un niño, pero al querer dársela, el preso, con la cabeza en alto y la mirada duramente fija en su dadivoso compañero, exclamó rotundamente:
-¡No, no como más; no recibiré una sola migaja de tus manos!
Al guardián primero se le iluminó la cara como si hubiera recibido una buena nueva. Miró a su compañero con cierta atención y, de pronto, sonrió con una extraña sonrisa, una sonrisa en que se mezclaban la bondad y la alegría. Dejó a un lado el plato de comida y desatando las cuerdas dijo:
-¡Tienes razón, perdóname, ya no mereces este castigo; otra vez Evangelistas tiene dos fareros!
-¡Sí, otra vez! -dijo el otro, levantándose ya libre y estrechando la mano de su compañero.
* * *
Cuando se terminó la entrega de los víveres y el comandante de la escampavía fue a ver las novedades del faro, le extrañaron un poco algunas huellas de lucha que observó en la cara de los dos fareros. Miró fijamente a uno y a otro; pero antes de que los interrogara, se adelantó Oyarzo sonriendo y, acariciando con la ruda mano la delicada cabeza de la gallina flor de haba que cobijaba bajo su brazo, dijo:
-¡Queríamos matar a la gallina de los huevos de oro, pero ésta se defendió a picotazos!...
-La gallina de los huevos de luz, querrás decir, porque cada huevo significó una noche de luz para nuestros barcos! -profirió el comandante de la escampavía, sospechando posiblemente lo ocurrido.

http://antologiaschilenas.blogspot.com/2008/02/lucero-oscar-castro.html

viernes, 14 de agosto de 2009

Cuento Doña Tato (Marta Bunet)


Estudiantes en la siguiente página web, podrán encontrar el cuento que nos corresponde leer:

http://web.uchile.cl/cultura/brunet/cuentos/reloj_de_sol/ocaso/dona_tato.htm

Buena suerte y no lo dejes para última hora.

lunes, 7 de julio de 2008

ACTIVIDAD FIGURAS LITERARIAS

  • Lee las siguientes estrofas e indica que figura literaria se logra identificar.

    La tierra está llorando.
    Vamos callando. (P. Neruda)

    La mujer y las flores
    son parecidas:
    mucha gala a los ojos
    y al tacto espinas. (Espronceda)

    Nuestras vidas son los ríos
    Que van a dar a la mar. (Jorge Manrique).

    Que se apague la guitarra
    que la patria está en duelo. (P. Neruda)

Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca. (G.Lorca)

Personificación, Comparación, Metáfora, Hipérbaton, Hiérbole.

sábado, 21 de junio de 2008

ESTRUCTURA DE LOS TEXTOS POÉTICOS




Versos, estrofas y rimas
Los poemas siguen un ritmo en que las palabras se relacionan tanto por su sonido como por su significado. Por eso, se dice que ellos poseen una estructura compuesta por versos, estrofas y rimas. Además, tienen diversas formas métricas, es decir, distintas medidas de los versos.

Los versos son palabras o conjuntos de palabras sujetas a una medida, cadencia o ritmo, que es una distribución de sonidos y acentos agradable o grata al oído. Según el número de sílabas métricas (diferentes de las sílabas gramaticales) los versos se llaman: tetrasílabos (cuatro sílabas); pentasílabos (cinco sílabas); hexasílabos (seis sílabas); heptasílabos (siete sílabas); octosílabos (ocho sílabas); eneasílabos (nueve sílabas); decasílabos (diez sílabas); endecasílabos (once sílabas) y dodecasílabos (doce sílabas).

La estrofa es un conjunto de varios versos, los cuales comparten alguna característica de ritmo, medida o rima. Puede ser un número fijo o variable de versos. Las estrofas se clasifican en: pareado (dos versos); terceto (tres versos); cuarteto (cuatro versos); quinteto (cinco versos); sextina (seis versos); séptima (siete versos); octava (ocho versos), décima (diez versos) y soneto (catorce versos), entre otras formas de combinación.

La rima es la igualdad o repetición de sonidos a partir de la última vocal acentuada en dos o más versos. Se divide en consonante o perfecta y en asonante. En la primera, todos los sonidos, vocales y consonantes, riman, porque son iguales, como en el siguiente ejemplo:
La rima es la igualdad o repetición de sonidos a partir de la última vocal acentuada en dos o más versos. Se divide en consonante o perfecta y en asonante. En la primera, todos los sonidos, vocales y consonantes, riman, porque son iguales, como en el siguiente ejemplo:

La más bella niña
de nuestro lugar
hoy viuda y sola
ayer por casar
(La más bella niña, de fray Luis de Góngora y Argote, español).

En la rima asonante las palabras finales del verso tienen iguales la vocal acentuada y la última vocal fuerte (a, e, o). Ejemplo:

A la quinta, quinta quinta
de una señora de bien

llega un lindo caballero
corriendo a todo correr(Romance anónimo).

viernes, 13 de junio de 2008

ACTIVIDAD


Ahora que ya sabes algo más de los textos poéticos, te invito a aplicar tus conocimientos.
Lee las siguientes estrofas y reconoce en ellas algunos elementos.


"Madre cuando sea grande
¡Ay qué mozo el que tendrás!"
¿Quién es el hablante?
"Porque es áspera y fea
porque todas sus ramas son grises
yo no le tengo piedad a la higuera"
¿Cuál es el objeto lírico?
¡Cómo de entre mis manos te resbalas!
¡Oh, cómo te deslizas,edad mía!
¡Qué mudos pasos traes,
oh, muerte fría,
pues con callado pie todo lo igualas!
¿ Cuál es el motivo o sentimiento?
Respuestas: ojih nu , areugih al , aitsugna al

ELEMENTOS DE LOS TEXTOS POÉTICOS



HABLANTE LÍRICO: Es un ser hecho de lenguaje, diferente al poeta, a través del cual este expresa sus sentimientos y emociones.

Ejemplo: "Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan."
( Hablante: una madre)

"Señora, dicen que donde,
mi madre dicen, dijeron,
el agua y el viento dicen
que vieron al guerriller." ( Hablante: una voz que sabe lo que ocurrirá)


OBJETO LÍRICO O DE CREACIÓN: Puede ser una persona, animal, cosa, objeto personificado que sirve al hablante lírico para expresar su interioridad.

Ejemplo: "Vosotras, las familiares,
inevitables golosas,
vosotras, moscas vulgares
me evocáis todas las cosas". ( Objeto: las moscas)


MOTIVO LÍRICO: Es cada momento de una obra lírica en que se expresa la interioridad del hablante y los sentimientos y emocioes que experimenta ante un objeto, elemento o aspecto de la realidad. Los motivos son vivencias para elalma humana. son portadores de un mensaje espiriirual. pueden sermotivos líricos el amor, la patria la alegría frente a una actitud, la naturaleza, la angustia porel transcurrir de lavida, etc.

Ejemplo: "Por una mirada, un mundo
por una sonrisa, un cielo,
por un beso...¡yo no sé
que te diera por un beso! ( Motivo: el amor)

miércoles, 11 de junio de 2008

SADAKO Y LAS MIL GRULLAS DE PAPEL



Cuando Sadako Sasaki tenía dos años, una bomba atómica cayó sobre su ciudad, Hiroshima en Japón. Después de diez años, cuando ella tenía doce años de edad, los doctores en el hospital descubrieron que ella tenía leucemia, un tipo de cáncer causado por la bomba atómica.

En el libro Sadako y las mil grullas de papel, la autora Elanor Coerr explica que cuando Sadako está en al hospital, su amiga Chizuko le cuenta la historia de las mil grullas de papel. La historia es que si estas enfermo y haces mil grullas de papel, los dioses te curarán de la enfermedad que tienes. Asi es que Sadako hizo una meta de hacer mil grullas de papel. Sin embargo, cuando ella murió solo tenía 644 grullas completadas.

Autor: Coerr , Eleanor
Ilustrador: Himler , Ronald
Evaluación 02 de julio